Las lesiones graves, en general, pueden ser profundamente traumáticas. En el caso de las personas con quemaduras graves (segundo o tercer grado) – y aun, quemaduras no tan graves (primer grado) - el trauma surge de imprevisto cuando la persona sufre una experiencia potencialmente peligrosa. Un día la persona comienza su día como cualquier otro, y al final del día su vida ha cambiado enormemente por el evento traumático.
La depresión y el trastorno de estrés postraumático (TEPT) son las respuestas psicológicas más prevalentes en las lesiones por quemaduras. El TEPT ocurre en aproximadamente el 20% de las personas que experimentan este tipo de evento que percibe como potencialmente mortal. Quienes desarrollan TEPT como resultado de las quemaduras sufridas, sean estas de primero, segundo o tercer grado, se vuelven altamente susceptibles a la depresión y la ansiedad a largo plazo. El TEPT prolongado interfiere con el funcionamiento diario de la persona y con su proceso de recuperación.
Pensemos en una persona que sufre quemaduras de segundo o tercer grado en una extensión importante de su cuerpo tras algún accidente. No es difícil comprender lo que siente al mirarse al espejo - si es capaz de hacerlo - y ver cambios en su apariencia. El trauma psicológico puede ser de tal gravedad que afecte su “identidad” y “esencia”. El quemado no solo sufre pérdidas físicas; pierde también su equilibro emocional; puede sentirse irritado, triste, e indefenso.
Además de que los accidentes son experiencias repentinas e inesperadas que ponen en peligro la vida, las heridas por quemaduras implican procedimientos médicos extremadamente dolorosos e intrusivos. Los procedimientos de curación por sí solos pueden ser traumáticos, además del recordatorio constante del evento traumático que causó la quemadura. Uno de estos procedimientos, en el caso de quemaduras graves, es una serie de procedimientos de desbridamiento de las lesiones del paciente (extracción del tejido dañado). Estos procedimientos médicos pueden afectar seriamente el nivel de trauma asociado con la lesión. Las heridas severas por quemaduras también resultan en alteraciones físicas como la incapacidad para sudar y regular la temperatura corporal, y en cambios de sensibilidad.
En los países de bajos recursos, las necesidades emocionales de pacientes quemados muchas veces han sido eclipsadas por el énfasis que se pone en la supervivencia del quemado. Actualmente, cuando la tasa de supervivencia es mucho más alta que en el pasado, ha surgido la necesidad de un compromiso psicológico y psicosocial para atender a las víctimas de quemaduras graves. Un paciente sometido a varias etapas de ajuste en su proceso de curación, se enfrenta a desafíos emocionales que acompañan la recuperación física. Por ello, el equipo médico de las clínicas de heridas debe incluir la evaluación y el tratamiento psiquiátrico y psicológico de pacientes con quemaduras.
Esto es lo que hacemos en CUIDAMOS TU HERIDA. Nuestro equipo multidisciplinario evalúa integralmente a cada paciente que acude a nuestra clínica de heridas, incluyendo el aspecto psiquiátrico o psicológico. Esto contribuye a abordar el problema de la pérdida, el dolor, la aceptación de la imagen corporal y la imagen de sí mismo, y será un acompañamiento útil en el proceso del tratamiento médico. En algunos casos, el tratamiento psicosocial del paciente nunca termina; lleva años. Más adelante este acompañamiento estará relacionado con la rehabilitación del paciente, todo con el fin de mejorar su calidad de vida.